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Técnicas para escribir

Cómo escribir un libro que enganche

Cómo escribir un libro que enganche

(o cómo lograr el efecto Flandes en las narraciones)

Esta es una pregunta habitual. Todos hemos leído alguna vez alguna novela que no podamos dejar. Que nos enganche hasta el punto de pasar página casi con obsesión y consumir vorazmente todo lo que viene después. A mí me pasó esto con La tabla de Flandes, de Arturo Pérez-Reverte. No podía dejarla. La historia de una partida de ajedrez plasmada en un cuadro del siglo XV y los enigmas que envuelven a los protagonistas cinco siglos más tarde me atrapó tanto que leí el libro en apenas dos o tres días.

La tabla de Flandes, Arturo Pérez-Reverte

Pese a que los crímenes en serie están muy trillados en la literatura, el enfoque de Reverte es sensacional. Novedoso. Distinto. Es de esas historias que logran lo que yo llamo “el efecto Oh Là Là Land” porque cuando la lees, no importa si eres o no escritor: maldices no haberla escrito tú. Engullí los capítulos de La tabla de Flandes como si fueran patatas fritas. Y de esto quiero hablar. Como por desgracia no todos somos Reverte, no podemos confiar en que se nos ocurra semejante exquisitez literaria. Pero existen algunas técnicas para hacer que un libro, independientemente de su historia, enganche. Podemos lograr el efecto Flandes con relativa facilidad.

Portada del libro La tabla de Flandes. Arturo Pérez-Reverte.
Portada del libro La tabla de Flandes. Arturo Pérez Reverte.

Cómo lograr el efecto Flandes

Para hacer que un libro enganche hay que prestar atención a los capítulos. Es simple. Los capítulos son divisiones que sirven para facilitar el seguimiento de una novela o narración. Prácticamente son unidades independientes que arman una novela. Si están bien construidos, es inevitable que uno quiera pasar al siguiente. Esto es lo que yo hice con (el misterio de) La luz de Sorolla. Por supuesto no es ningún Reverte, pero ha funcionado bien con los lectores.

Un capítulo sirve para revelar una pequeña dosis de información relevante para la trama

El capítulo debe dar respuesta a una pregunta concreta con la que revelaremos ese pequeño fragmento de información para avanzar la trama. Aquí un ejemplo propio:

En el libro La luz de Sorolla, por ejemplo, Alberto Rojo contacta con Celia Ordis, experta en el pintor Joaquín Sorolla, para que evalúe la autenticidad de un cuadro de Sorolla que hay colgado en el chalet de la familia Villanueva. Aquí la pregunta que se pretende responder es:

¿Por qué un detective privado quiere saber si un cuadro es verdadero?

En el capítulo siguiente, Celia Ordis visita el chalet para la inspección del cuadro y dictamina que es verdadero. Entonces descubre que se produjo un asalto al chalet pero que los asaltantes se llevaron un telescopio en lugar de un Sorolla, y que es posible que fuera una distracción para darle el cambiazo al cuadro. Y con esto obtenemos una nueva pregunta:

Portada del libro La luz de Sorolla. Adriana Díaz Barea.
¿Quién se llevaría un telescopio en lugar de un cuadro de Sorolla?

Esta nueva pregunta que se plantea al final del capítulo inevitablemente te lleva (si te interesa) a querer descubrirlo en el siguiente. Y así obtenemos el efecto Flandes y conseguimos captar el interés del lector.

Pregunta – Respuesta – Pregunta nueva

Esta es la estructura que yo aplico para construir capítulos que generen interés y lograr así el deseado efecto Flandes en mis libros. No importa si la temática del libro es negra, detectivesca, fantasía, amor, un relato… la cuestión es dosificar la información y repartirla en cada capítulo para despertar el interés en la historia. Capítulos cortos e intensos para que sea imposible dejarlo. Un escritor que hace muy bien esto es Dan Brown. En El Código Da Vinci es imposible no continuar con el thriller del profesor Langdon entre otras cosas por lo bien construidos que están los capítulos. Y es que si añadimos esas gotitas de suspense, independientemente del género del libro que estemos escribiendo, hará que el lector se enganche… ¡y consuma los capítulos como patatas fritas!